viernes, 17 de junio de 2016

Ingreso solemne del Custodio en Jafa y fiesta de San Antonio


Acompañado de los exploradores, de una imagen de san Antonio llena de flores y parroquianos de todo el mundo, el padre custodio hizo su ingreso solemne en Jafa. El sábado 11 de junio se unió a la celebración en honor de san Antonio de Padua, patrono de la parroquia de la ciudad.



La procesión ha partido de la iglesia de san Pedro de Jafa al final de la tarde. Los exploradores católicos de Jerusalén guiaban a la comitiva, seguido del «grupo de Niño Jesús», compuesto por músicos indios; los exploradores ortodoxos de Jafa se han unido a la comitiva. La imagen del santo cerraba la procesión, rodeada de niños y parroquianos vestidos con el hábito franciscano para rendirle homenaje. Representantes de las Iglesias griega ortodoxa, armenia, copta y un sacerdote melquita estaban presentes para recibir al nuevo custodio.

«Tenemos muy buena relación con los latinos y, si estoy hoy aquí, es para compartir su alegría en este día de fiesta y para dar la bienvenida al padre Francesco Patton», ha explicado el párroco armenio padre Dirán Hagopián.
En esta fiesta parroquial se han unidos distintas comunidades: los palestinos de Jafa, filipinos, indios, africanos, parroquianos de Sri Lanka, de lengua española y hebrea. Vestidos de fiesta, se han reunido todos en el patio de la escuela Tierra Santa para celebrar la misa al aire libre, la primera misa solemne del padre Francesco Patton.


En su homilía ha agradecido a todos su presencia y recibimiento, tanto a los parroquianos como a los miembros del cuerpo diplomático de distintas naciones. Ha recordado después la vida de san Antonio de Padua, para explicar mejor cómo puede servirnos de ejemplo. «Durante toda su vida, san Antonio de Padua buscó la voluntad de Dios. No somos nosotros quienes dirigimos nuestras vidas, Dios nos guía. Nosotros tenemos que estar abiertos a la sorpresa, sin resistencia». Retomando las imágenes tradicionales del santo, ha invitado a la asamblea a imitarlo en el camino del amor de Dios.


Al concluir la celebración, fray Dharma ha tomado la palabra para dirigirse al padre Patton: «Usted viene de la provincia de San Antonio, en Italia, ¡para celebrar a san Antonio en Jafa! Ha aceptado un servicio delicado, otros utilizarían el término ‘difícil’, pero Dios le ha elegido para esta misión. Cualquiera que sea su posición en la Iglesia de Italia, usted llega como un humilde servidor, y cualquier en cosa que ocurra, nosotros estaremos con usted». Después, dirigiéndose a la asamblea ha dicho: «¿Estáis preparados para rezar por él? ¿Todos los días?». Los fieles han respondido con un sí entusiasta y seguro.


Tras las palabras del representante de los parroquianos de lengua árabe, que ha destacado la necesidad de la dirección espiritual, y luego de fray Záher Abud ofm, los fieles han preparado un refresco para la asamblea. La tarde ha seguido con un concierto y pequeños espectáculos, pero también con un concurso de dulces. El padre custodio Francesco Patton ha sido elegido juez del concurso, con la tarea de probar todos los dulces y elegir el mejor. ¡Un adelanto de las responsabilidades que le esperan!


San Antonio de Padua, santo protector de la Custodia de Tierra Santa desde 1920, se celebra con solemnidad y fervor anualmente el 13 de junio, día de su muerte.


Las fiestas empezaron el domingo 12 de junio con el oficio de Vísperas. Unos sesenta franciscanos estaban presentes para celebrar con gran fasto y ardor a su santo patrono. En una breve homilía, el custodio mostró cómo Antonio de Padua fue un apóstol de la misericordia. Basándose en las homilías pronunciadas por el santo, concluyó invitando a los fieles a acoger sus predicaciones para aprender «a regar el desierto de la indiferencia con el agua de la misericordia».







Al finalizar el oficio, religiosos y laicos veneraron las reliquias del santo.
Luego recibieron de manos del nuevo custodio, fray Francesco Patton, el pan de San Antonio.








Con este gesto se recuerda la generosidad y bondad de un santo que alimentaba a los más pobres. Las sonrisas iluminaban las caras. Frailes y fieles intercambiaban alegremente las felicitaciones.












Al día siguiente, la iglesia de San Salvador, adornada suntuosamente, acogía a los frailes y a la comunidad parroquial, a los cónsules generales de las naciones latinas –España, Francia, Bélgica e Italia- y también a los representantes de las distintas confesiones cristianas de Jerusalén.





Respondiendo a la invitación tradicional del custodio, su presencia testimonia la devoción a este santo, uno de los más venerados y amados en la Iglesia.





De hecho, en algunas familias cristianas se da la tradición de consagrar un niño al santo, en acción de gracias por una favor concedido, antes de la celebración. Traviesos, estos niños vestidos de San Antonio, han sabido hacerse notar.

En su homilía, el custodio invitó a sus fieles a tener a san Antonio de Padua como modelo, para que les acompañe a través de las pruebas de la vida. El padre Francesco concluyó su predicación con un pasaje del sermón pronunciado por san Antonio el domingo XIII después de Pentecostés; una hermosa oración en la que el amor está omnipresente. «Señor Jesús, te pedimos que nos unas en un vínculo de amor hacia ti y hacia nuestros hermanos y hermanas, para que podamos amarte con todo nuestro corazón tan profundamente que no nos alejemos jamás de tu amor». La misa solemne concluyó con las notas del himno de la Custodia de Tierra Santa, Super Muros Tuos Jerusalem, entonada por la coral de la Custodia. A la salida de la celebración, la asamblea fue invitada a un refresco en la Curia.









Las fiestas concluyeron con el oficio de Vísperas, presididas por el guardián de San Salvador, fray Stéphane. Acompañada por el canto de los frailes, la comunidad presente pudo venerar una última vez las reliquias del santo en una ocasión tan especial.

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